Método Montessori
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Principios básicos del método:
· La mente absorbente de los niños: La mente de los niños posee una capacidad maravillosa y única, tiene la capacidad de adquirir conocimientos absorbiendo. Lo aprenden todo inconscientemente, pasando poco a poco del inconsciente a la conciencia. Se les compara con una esponja, con la diferencia que la esponja tiene una capacidad de absorción limitada, mientras que la mente del niño es infinita.
· Los períodos sensibles: Se refiere a los períodos en los cuales los niños pueden adquirir una habilidad con mucha facilidad. Se trata de sensibilidades que permiten a los niños ponerse en relación con el mundo externo de un modo excepcional, estos momentos son pasajeros y se limitan a la adquisición de un determinado conocimiento.
· El ambiente preparado: Se refiere a un ambiente que se ha organizado cuidadosamente para el niño, diseñado para fomentar un mejor aprendizaje y crecimiento. En él se desarrollan los aspectos sociales, emocionales e intelectuales y responden a la necesidades de orden y seguridad. El diseño de estos ambientes se basa en los principios de belleza y orden. Son espacios luminosos y cálidos, que incluyen lenguaje, plantas, arte, música y libros. Un ejemplo de esto son los escenarios.
· El papel del Adulto: El papel del adulto en la Filosofía Montessori es guiar al niño, darle a conocer un ambiente bueno y cómodo. Ser un observador, estar en continuo aprendizaje y desarrollo personal. El verdadero educador está al servicio del niño educando y debe de cultivar en él la humildad, la responsabilidad y el amor.
FI LOSOFIA
MONTESSORI
FILOSOFIA MONTESSORI
Si se tuviera ocasión de observar a una clase con 15 niños pequeños, en la cual mientras uno ordena con paciencia y concentración un grupo de figuras geométricas, otro se ocupa de identificar las notas musicales, o aprende a sumar uniendo varas de madera, donde cada uno se desplaza de acuerdo a sus intereses y necesidades, y la maestra podría ausentarse del aula sin que esto provoque un griterío y un gran caos, seguramente uno pensaría que se equivocó de planeta.
Porque la conjunción entre libertad y orden, entre aprendizaje y juego, no suelen ser lo habitual en los métodos de enseñanza tradicionales.
A principios del siglo XX (en 1906), María Montessori empieza a imaginar y a poner en práctica un sistema pedagógico que intentaba conciliar aquellos principios aparentemente opuestos, basándose en el conocimiento y el respeto de la evolución natural del niño.
María Montessori observa que los niños van pasando por diferentes etapas naturales: se llevan todo a la boca, les llama la atención el agua, gatean o les gusta abrir y cerrar cosas, etc. Ella comienza a aprovechar estos períodos para darles cierto objetivo de aprendizaje.
Si al niño pequeño le interesa jugar con agua, la maestra se lo posibilita, poniendo el agua en jarritos, para que el niño pueda verter el líquido de un jarro a otro, ayudando en el proceso a mejorar su coordinación motriz. O si está pasando por un período en el que le gusta tocar todo, se le dan prismas con distintas formas geométricas, de manera que aprende a reconocerlas al tiempo que aprende nociones de volumen, color, peso y textura.
Para trabajar de esta manera con los niños, se requiere de un ambiente especial. María Montessori reconoce que ni la escuela ni el hogar se habían creado para adecuarse a las necesidades de los más pequeños, por lo que se ocupa de crear un medio ambiente natural, en donde las cosas son de un tamaño de acuerdo a la escala de un niño, logrando que se desenvuelvan con mayor naturalidad. Además hay toda clase de material didáctico, especialmente diseñado para aprovechar al máximo el desarrollo sensorial de los niños. Y entre todo lo expuesto, son ellos mismos los que eligen lo que quieren y necesitan hacer.
En resumen podría decirse que este es un método basado en la libertad de un medio preparado.
Ahora bien, ¿cuál es el papel que cumplen los maestros en este particular sistema de enseñanza? ¿y dónde quedan los principios de orden y disciplina, tan buscados en la pedagogía clásica?
Los maestros que han recibido la formación del Sistema Montessori, se llaman Guías. El maestro cumple la función de guiar al alumno en todo momento, pero de una manera indirecta. Se ocupa de preparar el ambiente adecuado con los estímulos necesarios para despertar y mantener el interés del niño, y también interviene al enseñarle al niño a usar el material didáctico. De entrada su papel es más activo, pero a medida que los niños adquieren independencia, se convierte en un atento espectador, cuya tarea principal es orientar a los niños hacia el autoaprendizaje y la autocreación.
El orden y la disciplina parten de que el niño selecciona sus actividades, se le acostumbra a que todo trabajo que se empieza se termina, además de que el material que se utiliza tiene un lugar, y debe de ponerse de regreso donde estaba, para que otros niños también puedan utilizarlo.
En resumen el Sistema Montessori genera el espacio justo para la libertad y creatividad de cada niño, por lo que no hay cabida para la anarquía y el libertinaje, sino para la creación y autodisciplina.
Porque la conjunción entre libertad y orden, entre aprendizaje y juego, no suelen ser lo habitual en los métodos de enseñanza tradicionales.
A principios del siglo XX (en 1906), María Montessori empieza a imaginar y a poner en práctica un sistema pedagógico que intentaba conciliar aquellos principios aparentemente opuestos, basándose en el conocimiento y el respeto de la evolución natural del niño.
María Montessori observa que los niños van pasando por diferentes etapas naturales: se llevan todo a la boca, les llama la atención el agua, gatean o les gusta abrir y cerrar cosas, etc. Ella comienza a aprovechar estos períodos para darles cierto objetivo de aprendizaje.
Si al niño pequeño le interesa jugar con agua, la maestra se lo posibilita, poniendo el agua en jarritos, para que el niño pueda verter el líquido de un jarro a otro, ayudando en el proceso a mejorar su coordinación motriz. O si está pasando por un período en el que le gusta tocar todo, se le dan prismas con distintas formas geométricas, de manera que aprende a reconocerlas al tiempo que aprende nociones de volumen, color, peso y textura.
Para trabajar de esta manera con los niños, se requiere de un ambiente especial. María Montessori reconoce que ni la escuela ni el hogar se habían creado para adecuarse a las necesidades de los más pequeños, por lo que se ocupa de crear un medio ambiente natural, en donde las cosas son de un tamaño de acuerdo a la escala de un niño, logrando que se desenvuelvan con mayor naturalidad. Además hay toda clase de material didáctico, especialmente diseñado para aprovechar al máximo el desarrollo sensorial de los niños. Y entre todo lo expuesto, son ellos mismos los que eligen lo que quieren y necesitan hacer.
En resumen podría decirse que este es un método basado en la libertad de un medio preparado.
Ahora bien, ¿cuál es el papel que cumplen los maestros en este particular sistema de enseñanza? ¿y dónde quedan los principios de orden y disciplina, tan buscados en la pedagogía clásica?
Los maestros que han recibido la formación del Sistema Montessori, se llaman Guías. El maestro cumple la función de guiar al alumno en todo momento, pero de una manera indirecta. Se ocupa de preparar el ambiente adecuado con los estímulos necesarios para despertar y mantener el interés del niño, y también interviene al enseñarle al niño a usar el material didáctico. De entrada su papel es más activo, pero a medida que los niños adquieren independencia, se convierte en un atento espectador, cuya tarea principal es orientar a los niños hacia el autoaprendizaje y la autocreación.
El orden y la disciplina parten de que el niño selecciona sus actividades, se le acostumbra a que todo trabajo que se empieza se termina, además de que el material que se utiliza tiene un lugar, y debe de ponerse de regreso donde estaba, para que otros niños también puedan utilizarlo.
En resumen el Sistema Montessori genera el espacio justo para la libertad y creatividad de cada niño, por lo que no hay cabida para la anarquía y el libertinaje, sino para la creación y autodisciplina.
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